COMO UNA SOPA FRÍA. MÁS QUE CINE, BELÉN HIGUERAS.

La película que me gustaría tratar esta semana es Vicky Cristina Barcelona aventurándonos a volar a través de la mente entramada de su guionista y director Woody Allen. Su cine parece estar lleno de pensamientos, obsesiones y experiencias propias que se proyectan una y otra vez a través del celuloide llegando a obtener una serie de rasgos definitorios y particulares que caracterizan sus películas. En este filme podemos encontrar varios de estos rasgos, como el personaje psicótico y autodestructivo, recurrente en otras obras, de María Elena, que es un reflejo de la personalidad de su primera esposa Louise Lasser. Otra manifestación es la presencia del cine clásico, que constituye una marca de su triste infancia donde pasó numerosas horas delante de la gran pantalla intentando escapar de una realidad que terminó entrelazándose, y a veces confundiéndose, con la ficción.

Protagonizada por Javier Bardem, Penélope Cruz, Scarlett Johansson y Rebecca Hall, Vicky Cristina Barcelona resulta ser el devaneo de dos americanas, Vicky y Cristina, que deciden pasar el verano en España donde conocen a Juan Antonio un seductor y masculino artista que termina atrayendo a ambas amigas. La diferente concepción del amor entre las dos protagonistas hace que Juan Antonio acabe con Cristina, de mentalidad más abierta y bohemia, y que acaba siendo el ingrediente que faltaba en su tortuosa relación anterior con María Elena, su ex mujer, de naturaleza temperamental y apasionada.