Se levanta bien temprano y tras lavar su cara y resfrecar el alma comienza a dar olor al hogar. El café hierve lentamente mientras ella prepara con sus dulces manos el desayuno para el recreo de cada uno de sus hijos. Mientras el café sigue haciéndose piensa tranquilamente y a la vez angustiada en todo lo que el día debe dar de sí y en todo lo que debe poner el corazón para que sea un día especial.
Hoy sus hijos gemelos se graduan, y a pesar de ser una simple graduación de guardería para ella es un paso importante en la vida de sus pequeños.
Cuando ya el pan está tostado comienza con su voz dulce a despertar a los niños e intenta que la mirada de ellos sea la mejor de todas al verla cada mañana.
Mientras, su esposo comienza a estirarse sobre la cama para posteriormente levantarse y dar un beso a su esposa y a sus hijos. Cuando los niños comienzan a tomarse el vaso de leche, su padre aprieta fuertemente la corbata para irse al trabajo. Su madre ha pedido el día de descanso para poder ir a la peluquería, arreglarse, preparar la ropita de sus hijos ya que hoy es un día especial.
Ella sin dudarlo, como gran fiel a su trabajo y vocación deja la ropa sobre la cama, la comida en la olla, llama a su marido avisándole de lo acontecido y le dice que ponga muy guapos a los niños. Ella a las seis en punto estará allí para verlos subir al escenario y entonar el himno del colegio.
Cuando la Doctora Gómez llega al centro hospitalario es recibida con tensión por el equipo médico que no sabe bien qué hacer con el paciente. Un infarto de repente ha hecho peligrar la vida de aquel joven. Un joven de dieciocho años que había superado varios ataques al corazón y estaba mejorando. La familia con la fe puesta una vez más en la sabiduría de la doctora confía en que pueda hacer algo.
Al entrar en la UVI y verlo en esas circunstancias decide que lo mejor es esperar y controlar continuamente su estado cardiaco además de alguna que otra recomendación. A las cinco y media, ella mira el reloj y avisa a los compañeros de trabajo que debe irse una hora fuera porque es un día muy importante para sus hijos, cosa que la familia del paciente comprende.
En el momento de quitarse la bata y salir por la puerta escucha una voz en el pasillo pidiendo ayuda ya que el joven había despertado. En su mente están sus pequeños pero también la vida de aquel adolescente. Por lo tanto se vuelve corriendo a salvar su vida.
Son las seis de la tarde, los niños miran a todos lados y su padre les dice que mamá llegará enseguida, que sonrían y que suban al escenario como si ella ya estuviera allí. Su esposo empieza a llamarla incesantemente pero no puede localizarla, empieza a preocuparse cuando recibe un mensaje en el móvil que pone: ''YA VOY PARA ALLÁ, ACABO DE SALVAR UNA VIDA''.
En el instante de colocar la banda a los pequeños ella entra en la sala y su aplauso resuena tan fuerte que todos los asistentes emocionados entonan el mejor de los aplausos. La sonrisa de los niños lo decían todo y la del joven en el hospital reflejaba lo mismo.
Una MADRE Y TRABAJADORA, como muchas que hoy en día son las héroes del día a día.
POR LA MUJER TRABAJADORA,
Luis Algoró.
FELICIDADES A TODAS.
Hoy sus hijos gemelos se graduan, y a pesar de ser una simple graduación de guardería para ella es un paso importante en la vida de sus pequeños.
Cuando ya el pan está tostado comienza con su voz dulce a despertar a los niños e intenta que la mirada de ellos sea la mejor de todas al verla cada mañana.
Mientras, su esposo comienza a estirarse sobre la cama para posteriormente levantarse y dar un beso a su esposa y a sus hijos. Cuando los niños comienzan a tomarse el vaso de leche, su padre aprieta fuertemente la corbata para irse al trabajo. Su madre ha pedido el día de descanso para poder ir a la peluquería, arreglarse, preparar la ropita de sus hijos ya que hoy es un día especial.
Cuando lleva a los niños al cole, algo que desde que comenzó a trabajar lo venía haciendo la abuela paterna, se marcha a casa y plancha con todo el corazón sus camisas y los oscuros pantalones del uniforme especial para la graduación.
Sobre las doce de la mañana le llaman del trabajo, ha surgido algo imprevisto. Uno de sus pacientes se encuentra en coma y la familia ha pedido su ayuda.Ella sin dudarlo, como gran fiel a su trabajo y vocación deja la ropa sobre la cama, la comida en la olla, llama a su marido avisándole de lo acontecido y le dice que ponga muy guapos a los niños. Ella a las seis en punto estará allí para verlos subir al escenario y entonar el himno del colegio.
Cuando la Doctora Gómez llega al centro hospitalario es recibida con tensión por el equipo médico que no sabe bien qué hacer con el paciente. Un infarto de repente ha hecho peligrar la vida de aquel joven. Un joven de dieciocho años que había superado varios ataques al corazón y estaba mejorando. La familia con la fe puesta una vez más en la sabiduría de la doctora confía en que pueda hacer algo.
Al entrar en la UVI y verlo en esas circunstancias decide que lo mejor es esperar y controlar continuamente su estado cardiaco además de alguna que otra recomendación. A las cinco y media, ella mira el reloj y avisa a los compañeros de trabajo que debe irse una hora fuera porque es un día muy importante para sus hijos, cosa que la familia del paciente comprende.
En el momento de quitarse la bata y salir por la puerta escucha una voz en el pasillo pidiendo ayuda ya que el joven había despertado. En su mente están sus pequeños pero también la vida de aquel adolescente. Por lo tanto se vuelve corriendo a salvar su vida.
Son las seis de la tarde, los niños miran a todos lados y su padre les dice que mamá llegará enseguida, que sonrían y que suban al escenario como si ella ya estuviera allí. Su esposo empieza a llamarla incesantemente pero no puede localizarla, empieza a preocuparse cuando recibe un mensaje en el móvil que pone: ''YA VOY PARA ALLÁ, ACABO DE SALVAR UNA VIDA''.
En el instante de colocar la banda a los pequeños ella entra en la sala y su aplauso resuena tan fuerte que todos los asistentes emocionados entonan el mejor de los aplausos. La sonrisa de los niños lo decían todo y la del joven en el hospital reflejaba lo mismo.
Una MADRE Y TRABAJADORA, como muchas que hoy en día son las héroes del día a día.
POR LA MUJER TRABAJADORA,
Luis Algoró.
FELICIDADES A TODAS.
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