Si ya lo cantaba la Marisol por las playas andaluzas. ¡Ay, qué bonica estaba con su 'vestío' a las rodillas! Sí, sí, ¿te acuerdas? Eso de la alemana 'mu' guapa en pantalones vaqueros que en la plaza de Sevilla se enamoraba de un torero y luego acababa haciendo una oda a lo típico mientras recogía "toda clase de divisas, incluso dólares".
Pues eso, la alemana, las chanclas, la gitanica (bizca, 'of course') en lo alto de la tele, el búcaro, la cal de las paredes y el geranio 'colorao' colgando y hasta las divisas,... y todo, ¡ay!, todo,... ¡bajo el sol! ¡Que añoranza!
Y es que todo eso se ha quedado en mi pensamiento para agarrarme a la idea de Andalucía que me gusta, ahora que el imperio británico en forma de nube llorona se ha instalado en lo alto de nuestras peinetas. Y es que sí, comprendo que debe llover, que eso es bueno para los olivos de Jaén y Córdoba, para el algodón y el arroz de Sevilla e incluso para los mangos y chirimoyas de la Costa Tropical (leer esto último con acento 'granaíno') pero lo que últimamente está cayendo ya es demasiado, me explico: la gitana de lo alto la tele tiene los pelos chorreandico y la pintura 'corría', el geranio está ya 'aguao' y al bucaro no le cabe ya ni una gota más de agua. Es más, me atrevo a decir que la Marisol, aún con él por las rodillas, se habría mojado el 'vestío' como mojados están, por desgracia, los ánimos y las almas de tantos y tantos que han perdido sus casas y sus campos por el líquido elemento. Porque esta lluvia tan abudante nos ha hecho daño a los andaluces turística y moralmente y esto último, creo yo, es lo más importante para una comunidad que 'come' de su ánimo.
En mi humilde opinión, creo que más que ir a visitar la Giralda, la Alhambra o la Mezquita con paraguas y Katiuskas, lo que importa es darle apoyo a esos que achican agua de sus hogares mientras, inevitablemente, les brota más agua de los ojos. Así que, por todos ellos, por la gitanica bizca, por el geranio, por la Marisol y hasta por la alemana en vaqueros, lo que en Andalucía necesitamos e imploramos ahora es por un poco de sol, ese sol por el que somos tan famosos y el que, sin excesos, nos da también identidad y prosperidad porque, dime tu si no, que de seguir así, nuestra querida verdiblanca lo va a ser pero de musgo y de nube.
Julio Moreno.
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