Querido mío:
Tu abrazo me sigue reconfortando por las noches. Cada madrugada siento que estoy yaciendo con una persona diferente, pero siempre eres tú, aunque las historias que me cuentas parezcan nuevas a cada minuto.
El fuego de la chimenea se consume mientras tomas entre tus manos mi copa de vino y besas la huella de mis labios. Tumbada en la cama, repaso tus rincones, tan conocidos pero tan anónimos, que me envenenan y me fascinan, que me producen una agridulce adicción que raya lo enfermizo.
Hay cánceres dulces y amores que duelen y ya no sé si me dueles o me endulzas o si me matas cuando bebo de tu aliento.
No me dejes. Amante, amigo. Libro.
Así de breve, así de claro, Ataly Vallejo intenta acercarnos el mundo mágico de los libros en este corto pero laborioso escrito.
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