La Cámara de Representantes para el Partido Republicano y la del Senado para el Demócrata. Así de salomónico sonaba el reparto electoral de ayer en EEUU, pero la realidad era muy distinta. Los republicanos ganaron a lo grande en la Cámara Baja, que se jugaba por completo, mientras que los demócratas retuvieron el Senado por la mínima, que sólo renovaba un tercio. Era un voto de castigo al presidente Barack Obama, al que el país aupase hace sólo dos años como la quintaesencia del sueño americano.
Tres millones y medio de puestos de trabajo después –más de ocho perdidos desde que empezó la recesión- han transformado el entusiasmo en cabreo generalizado. Prueba de ello es que uno de los asientos perdidos es el que ocupaba el propio Obama en Illinois, así como otros que ha defendido personalmente en Pensilvania y Ohio, dos estados imprescindibles para su reelección. El libertario Rand Paul abrió en Kentucky la traca de victorias republicanas asuspiciadas por el 'Partido del Té', seguido del cubanoamericano Marco Rubio en Florida y Jim De Mint en Carolina del Sur, mentor del movimiento del té en el Senado.
La orquesta seguía tocando en medio de la tormenta y Nancy Pelosi, la actual portavoz del Congreso, que todavía no daba por perdido ese cargo, seguía vociferando a esas horas de la noche a su ejército de voluntarios para que no bajasen la guardia y sacaran a la gente a votar, como si fuera el capitán del Titanic en el momento de su hundimiento. “Sois los guardianes de la democracia que no dejaréis que en estas elecciones ganen los intereses especiales”, les arengó recordándoles el dinero de bancos, petroleras y aseguradoras que han financiado el auge de la ultraderecha.
De la participación dependían los asientos más clave del Senado en la costa oeste - California, Nevada, Washington y Colorado- y por tanto el control del la Cámara Alta. Los dos últimos seguían anoche en el aire con un recuento muy apretado, pero en California Barbara Boxer venció a la ex consejera delegada de Hewlett Packard Carly Fiorina y en Nevada los hispanos privaron al Partido del Te de la victoria que más anhelaban, la de 'la abuela de las pistolas' Sharron Angle, que pretendía entregarles la cabeza del líder del Senado Harry Reid.
Tres millones y medio de puestos de trabajo después –más de ocho perdidos desde que empezó la recesión- han transformado el entusiasmo en cabreo generalizado. Prueba de ello es que uno de los asientos perdidos es el que ocupaba el propio Obama en Illinois, así como otros que ha defendido personalmente en Pensilvania y Ohio, dos estados imprescindibles para su reelección. El libertario Rand Paul abrió en Kentucky la traca de victorias republicanas asuspiciadas por el 'Partido del Té', seguido del cubanoamericano Marco Rubio en Florida y Jim De Mint en Carolina del Sur, mentor del movimiento del té en el Senado.
La orquesta seguía tocando en medio de la tormenta y Nancy Pelosi, la actual portavoz del Congreso, que todavía no daba por perdido ese cargo, seguía vociferando a esas horas de la noche a su ejército de voluntarios para que no bajasen la guardia y sacaran a la gente a votar, como si fuera el capitán del Titanic en el momento de su hundimiento. “Sois los guardianes de la democracia que no dejaréis que en estas elecciones ganen los intereses especiales”, les arengó recordándoles el dinero de bancos, petroleras y aseguradoras que han financiado el auge de la ultraderecha.
De la participación dependían los asientos más clave del Senado en la costa oeste - California, Nevada, Washington y Colorado- y por tanto el control del la Cámara Alta. Los dos últimos seguían anoche en el aire con un recuento muy apretado, pero en California Barbara Boxer venció a la ex consejera delegada de Hewlett Packard Carly Fiorina y en Nevada los hispanos privaron al Partido del Te de la victoria que más anhelaban, la de 'la abuela de las pistolas' Sharron Angle, que pretendía entregarles la cabeza del líder del Senado Harry Reid.
sur.es
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