Hemos asistido recientemente a la emisión por parte de la cadena amiga del pseudo-documental titulado “La princesa del pueblo” en el que se cuenta pormenorizadamente la vida y milagros de Belén Esteban (para todo aquel que no la conozca, diré que es la madre de Andreíta, así no habrá dudas de quién es). En dicho documental, también se especula con la posibilidad (remota, según la propia interesada) de que la Esteban pudiera entrar en política. El resultado, con empresa demoscópica de por medio y todo, no deja lugar a dudas y deja muy bien parada a la Esteban si aspirara a trincar algún escañico en el Congreso de los Diputados.
No obstante, lo que hace diferente a esta emisión de las tropecientas mil que hemos tenido antes sobre ‘la Bélen’ es que no se acerca a ella desde el mero punto de vista cotilla para saber cuál ha sido la última peripecia que ha hecho (que si le ha dado el pollico a ‘la Andrea’, que si ha estado en otro ‘sarao’, que si ‘la Andrea’ se ha comido el pollo por fin) sino que pretende acercarse de manera científica y sociológica a lo que ha hecho tan famosa y renombrada a esta muchacha.
No seré yo aquí el que intente desmenuzar las razones por las cuales Belén ha llegado tan alto en el escalafón ‘famosil’ más que nada porque ya lo hace ese documental muy bien pero sí voy a romper una lanza por la pobre Belén, la cual me parece muy ‘apañaíca’ y la cual veo lógico que haya calado tan hondo en el público en general por su simpatía, su espontaneidad, su carácter populista y, sobre todo, por su lenguaje tan cercano a los que somos sus súbditos, monárquicamente hablando, claro, ya que es nuestra ‘princesa’.
Y es que Belén ha sido una luchadora nata y lo sigue siendo, y esto no quiere decir que sea la única persona que, por desgracia, tiene que luchar en la vida y no tiene las cosas fáciles. Yo creo que todos tenemos que tener fortaleza y luchar para poder salir adelante a diario y que la vida, desgraciadamente, repito, no es fácil para nadie pero lo que quizás Belén ha conseguido ha sido poder llevar su vida entera a la tele, con lo que la palabra ‘entera’ conlleva: cosas buenas y malas y, al mismo tiempo que la llevaba a la tele, el resto de personas hemos visto cómo los problemas, al salir en la tele, se relativizan y se ven como más superables y sencillos.
Por esto y por bonica y simpática, vaya un ‘arriba la Esteban’ para que se siga así, alegrándonos la vida a todos. En resumen, que por ‘la Bélen’ MA-TO, vaya.
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