La crisis económica ha centrado casi en exclusiva el duro duelo entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy en la primera jornada del debate sobre el estado de la Nación. La tensión del bronco debate ha ido subiendo por momentos en la réplica del presidente al jefe de la oposición en la dúplica de éste al líder del PSOE. Tanto que Zapatero ha acusado a Rajoy y al PP de "jalear y anhelar" la crisis para obtener réditos electorales y un visiblemente molesto Rajoy le ha contestado que utiliza "argumentos impropios" de un presidente del Gobierno y de ser él el auténtico problema para superar el grave bache en que se encuentra España.
Los dos líderes han escenificado lo lejos que están de cualquier acuerdo de Estado en materia económica y que sus argumentos son casi irreconciliables. Se lo puso difícil el presidente a Rajoy en su primera intervención [Lea el discurso]. Zapatero propuso una batería de medidas -muchas propuestas antes por el PP- y desideologizó el debate bajando a lo concreto para dar una imagen de un Ejecutivo activo que plantea y aprueba medidas para acabar con la recesión y para frenar la sangría del desempleo. Entre otras acciones, anunció una rebaja del Impuesto de Sociedades para las empresas de menos de 25 empleados que mantengan o creen empleo y la futura desaparición de la deducción por vivienda para las rentas medias y altas en 2011, con lo que quiere reactivar el mercado inmobiliario y acabar con el stock de viviendas sin vender.
Pero el presidente del PP no se amilanó ante el cambio de rumbo marcado por Zapatero por la mañana y no dejó de ser muy contundente en su réplica de la tarde. Rajoy sólo reflejó los datos del difícil momento económico y aseguró que es éste el estado de la Nación: "Hay cuatro millones de parados; éste es el estado de la Nación". Para el líder 'popular', las medidas propuestas por Zapatero "se quedan muy cortas", son "aisladas" y "fragmentarias" y no sirven si no están enmarcadas en un plan global. Por eso, le ha exigido varias veces que emprenda "una urgente y completa rectificación" al igual que rectificó, el ha dicho varias veces, su política antiterrorista.
"Podrá improvisar. Podrá inventarse medidas nuevas todos los días", le ha espetado. Para instarle a continuación a acometer reformas estructurales, un plan global que le piden, ha dicho, el Partido Popular, la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE y "los propios socialistas" como Joaquín Almunia o Miguel Ángel Fernández Ordóñez.
De hecho, Rajoy ha acusado a Zapatero de no querer "escuchar a nadie", ni a "sus ministros". El presidente, según el líder del PP, "no tiene más obsesión que mantener la cabeza fuera del agua mientras pueda, y esperar que escampe". Por eso, le ha acusado de convertirse "en el lastre principal de la economía española". Así, ha recordado que todos los organismos internacionales están alertando de que la salida de España de la crisis "puede ser especialmente lenta".
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Los dos líderes han escenificado lo lejos que están de cualquier acuerdo de Estado en materia económica y que sus argumentos son casi irreconciliables. Se lo puso difícil el presidente a Rajoy en su primera intervención [Lea el discurso]. Zapatero propuso una batería de medidas -muchas propuestas antes por el PP- y desideologizó el debate bajando a lo concreto para dar una imagen de un Ejecutivo activo que plantea y aprueba medidas para acabar con la recesión y para frenar la sangría del desempleo. Entre otras acciones, anunció una rebaja del Impuesto de Sociedades para las empresas de menos de 25 empleados que mantengan o creen empleo y la futura desaparición de la deducción por vivienda para las rentas medias y altas en 2011, con lo que quiere reactivar el mercado inmobiliario y acabar con el stock de viviendas sin vender.
Pero el presidente del PP no se amilanó ante el cambio de rumbo marcado por Zapatero por la mañana y no dejó de ser muy contundente en su réplica de la tarde. Rajoy sólo reflejó los datos del difícil momento económico y aseguró que es éste el estado de la Nación: "Hay cuatro millones de parados; éste es el estado de la Nación". Para el líder 'popular', las medidas propuestas por Zapatero "se quedan muy cortas", son "aisladas" y "fragmentarias" y no sirven si no están enmarcadas en un plan global. Por eso, le ha exigido varias veces que emprenda "una urgente y completa rectificación" al igual que rectificó, el ha dicho varias veces, su política antiterrorista.
"Podrá improvisar. Podrá inventarse medidas nuevas todos los días", le ha espetado. Para instarle a continuación a acometer reformas estructurales, un plan global que le piden, ha dicho, el Partido Popular, la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE y "los propios socialistas" como Joaquín Almunia o Miguel Ángel Fernández Ordóñez.
De hecho, Rajoy ha acusado a Zapatero de no querer "escuchar a nadie", ni a "sus ministros". El presidente, según el líder del PP, "no tiene más obsesión que mantener la cabeza fuera del agua mientras pueda, y esperar que escampe". Por eso, le ha acusado de convertirse "en el lastre principal de la economía española". Así, ha recordado que todos los organismos internacionales están alertando de que la salida de España de la crisis "puede ser especialmente lenta".
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