Si hay algún adjetivo que se le pueda poner a lo que ha hecho el Málaga en La Romareda es el siguiente: espectacular. Acostumbrados a una temporada de penurias -cuidado, que esto es muy largo y no sabemos lo que nos espera- ver a un equipo como este eleva la moral a cualquier malagueño. La afición albiceleste va a dormir feliz esta noche y mañana repasará uno a uno los goles de un partido que quedará mucho tiempo grabado en su memoria.
Porque hay victorias y victorias. Y ésta es de las que alegran al ganador y hacen un daño terrible al vencido. Ver la verticalidad del Málaga en comparación con lo que costaba crear una ocasión en temporadas anteriores es todo un lujo. Este equipo no necesita más de tres toques para llegar al área. Renuncia en apariencia al balón, pero se vuelve letal a medida que avanza metros en busca de la puerta contraria.
Y en honor a la verdad hay que decir que ninguno de los defensas maños opta al Balón de Oro. Y su portero no digamos. Pero las facilidades que dio el rival no empañan un triunfo con todas las de la ley. Una goleada histórica que no se recordaba hacía años en la capital de la Costa del Sol. Y cimentada en sólo 30 minutos.
Los maños son gente puntual, pero algún rezagado hubo que cuando llegó vio un 0-2 en el electrónico. No era broma. En sólo dos minutos Fernando ya había inaugurado el marcador al recibir un balón de Juanmi. Sólo cinco después era el canterano quien cruzaba con una maestría difícil de ver en gente de su edad un pase largo de Eliseu.
Trataron los locales de devolver el mazazo. El Zaragoza dominó durante 20 minutos. Disparó desde lejos, trató de jugar mientras el Málaga renunciaba al balón. Hasta que en un contraataque, Eliseu recibió una falta. Él mismo la puso y Fernando la remató a la red ante la mirada atenta de Leo Franco y Obradovic. El portero ni siquiera saltó.
Pero es que pasaron sólo 40 segundos cuando Quincy se hizo una cabalgada bestial por la derecha, dejó en el suelo a dos contrarios -uno de ellos otra vez el pobre Obradovic- y, ante la salida de Leo Franco, se la dejaba a Juanmi para que rematara a placer.
Y sería el propio Quincy quien hiciera la 'manita'después de una nueva galopada que arrancó allá por el centro del campo. En la salida ante Franco se la coló junto al palo. Todavía salvaron el honor los maños con un tanto de Edmilson antes del descanso.
Se pueden imaginar para qué valía la segunda parte. El Zaragoza no iba a remontar por más que entrara Sinama, y el Málaga tampoco buscaba muchos más goles. El trabajo estaba hecho y era más cuestión de dejar pasar los minutos sin cargarse demasiado de esfuerzo ni tarjetas.
Aún así, el Málaga llegó a tener hasta tres claras para meter el sexto tanto. Finalmente fue el Zaragoza quien logró perforar la red de Galatto. Un pase de Ander Herrera lo recogió Sinama para cruzarla muy flojita.
La cuenta de los albicelestes -de negro para la ocasión- pudo haber aumentado de no ser por que Quincy falló solo otro mano a mano después de un carrerón cuando tenía a Rondón al lado. Si el ghanés aprende a soltar la pelota un poco antes va a realizar una temporada tremenda. Su abuso del balón le puede acabar lastrando.
Consiguieron los maños un marcador digno gracias a un gol de Ander Herrera, y pudieron acercarse aún más en los últimos minutos. El Málaga siguió viviendo de las rentas de la primera parte, aunque flaqueó en el aspecto defensivo. La ventaja lograda en los primeros 40 minutos era suficiente.
laopiniondemalaga.es
Porque hay victorias y victorias. Y ésta es de las que alegran al ganador y hacen un daño terrible al vencido. Ver la verticalidad del Málaga en comparación con lo que costaba crear una ocasión en temporadas anteriores es todo un lujo. Este equipo no necesita más de tres toques para llegar al área. Renuncia en apariencia al balón, pero se vuelve letal a medida que avanza metros en busca de la puerta contraria.
Y en honor a la verdad hay que decir que ninguno de los defensas maños opta al Balón de Oro. Y su portero no digamos. Pero las facilidades que dio el rival no empañan un triunfo con todas las de la ley. Una goleada histórica que no se recordaba hacía años en la capital de la Costa del Sol. Y cimentada en sólo 30 minutos.
Los maños son gente puntual, pero algún rezagado hubo que cuando llegó vio un 0-2 en el electrónico. No era broma. En sólo dos minutos Fernando ya había inaugurado el marcador al recibir un balón de Juanmi. Sólo cinco después era el canterano quien cruzaba con una maestría difícil de ver en gente de su edad un pase largo de Eliseu.
Trataron los locales de devolver el mazazo. El Zaragoza dominó durante 20 minutos. Disparó desde lejos, trató de jugar mientras el Málaga renunciaba al balón. Hasta que en un contraataque, Eliseu recibió una falta. Él mismo la puso y Fernando la remató a la red ante la mirada atenta de Leo Franco y Obradovic. El portero ni siquiera saltó.
Pero es que pasaron sólo 40 segundos cuando Quincy se hizo una cabalgada bestial por la derecha, dejó en el suelo a dos contrarios -uno de ellos otra vez el pobre Obradovic- y, ante la salida de Leo Franco, se la dejaba a Juanmi para que rematara a placer.
Y sería el propio Quincy quien hiciera la 'manita'después de una nueva galopada que arrancó allá por el centro del campo. En la salida ante Franco se la coló junto al palo. Todavía salvaron el honor los maños con un tanto de Edmilson antes del descanso.
Se pueden imaginar para qué valía la segunda parte. El Zaragoza no iba a remontar por más que entrara Sinama, y el Málaga tampoco buscaba muchos más goles. El trabajo estaba hecho y era más cuestión de dejar pasar los minutos sin cargarse demasiado de esfuerzo ni tarjetas.
Aún así, el Málaga llegó a tener hasta tres claras para meter el sexto tanto. Finalmente fue el Zaragoza quien logró perforar la red de Galatto. Un pase de Ander Herrera lo recogió Sinama para cruzarla muy flojita.
La cuenta de los albicelestes -de negro para la ocasión- pudo haber aumentado de no ser por que Quincy falló solo otro mano a mano después de un carrerón cuando tenía a Rondón al lado. Si el ghanés aprende a soltar la pelota un poco antes va a realizar una temporada tremenda. Su abuso del balón le puede acabar lastrando.
Consiguieron los maños un marcador digno gracias a un gol de Ander Herrera, y pudieron acercarse aún más en los últimos minutos. El Málaga siguió viviendo de las rentas de la primera parte, aunque flaqueó en el aspecto defensivo. La ventaja lograda en los primeros 40 minutos era suficiente.
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