Abrazos, lágrimas de alegría y una gran desilusión, la de Serafín Marín, el único torero catalán con cierta presencia en el escalafón, que nada más oír el resultado se echó las manos a la cabeza y a punto estuvo de romper a llorar. Por 68 votos a favor y 55 en contra, además de 9 abstenciones, el Parlamento catalán ha aprobado prohibir las corridas de toros.
La medida, que entrará en vigor a partir de enero de 2012, en virtud de una enmienda que presentó CiU para que la aplicación no fuera inminente, "marca un precedente que esperemos que sea seguida por otros parlamentos democráticos", según han afirmado los miembros de la plataforma Prou!, impulsora de la iniciativa legislativa popular.
La decisión mayoritaria de los diputados de CiU, como se esperaba, la de ERC y la de ICV ha pesado en el resultado final y entierra una tradición que tiene más de doscientos años en Cataluña y en Barcelona, la única localidad catalana que hasta la fecha tiene una plaza que programa festejos. A pesar de que a lo largo del siglo XX la capital catalana llegó a tener tres plazas abiertas a la vez, la afición a las corridas ha ido menguando progresivamente hasta el día de hoy, en el que se ha consumado la estocada final a la feria nacional. A partir de 2012, ninguna plaza catalana podrá acoger corridas de toros, en las que se dé muerte al animal.
sur.es
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