Siempre quiero dar protagonismo en esta sección veraniega a alguien verdaderamente conocido por todos, pero ante los últimos acontecimientos no he dudado ni un momento en dedicar esta sección a alguien que nos ha dejado este último fin de semana, alguien que significó mucho porque hizo mucho por todos sus alumnos y su comunidad.
Nos ha dejado una mujer valiente, con fuerza, creadora de futuros y amiga del alumno.
Una mujer que quiso un día decir SÍ a Dios y seguir en su camino para desde ahí poder dar todo lo que podía a cada uno de nosotros, por cada uno de sus más fieles seguidores y testigos de una gran señora. La Hmna. Guadalupe, la que nos daba los buenos días por la mañana, la que caminaba guiando nuestros pasos, la que nos regañaba y nos perdonaba, la que al final de todo terminaba riéndose con cada una de nuestras bromas y gamberradas. Recuerdo con especial emoción el último año de mi experiencia en el COLEGIO LAS ESCLAVAS, con ella como JEFA de ESTUDIOS, fue increíble.
Me acuerdo que incluso me enfadaba con ella pero al final siempre sabía que en aquel despacho había algo más que una monja, una amiga, una maestra y ejemplo.
Le encantaba su tierra, me acuerdo que le regalamos cariñósamente un león para su despacho en homenaje a su ciudad natal. Pues ha sido allí dónde ha dado sus últimos pasos. La última vez que la vi fue en una silla y sobre ella ha abandonado la tierra para pasar al cielo, el paraíso que siempre se mereció.
Nunca te olvidaremos, descanse en paz, Guadalupe.
Foto: En el centro con las flores que todos hoy querríamos volver a darle.
Nos ha dejado una mujer valiente, con fuerza, creadora de futuros y amiga del alumno.
Una mujer que quiso un día decir SÍ a Dios y seguir en su camino para desde ahí poder dar todo lo que podía a cada uno de nosotros, por cada uno de sus más fieles seguidores y testigos de una gran señora. La Hmna. Guadalupe, la que nos daba los buenos días por la mañana, la que caminaba guiando nuestros pasos, la que nos regañaba y nos perdonaba, la que al final de todo terminaba riéndose con cada una de nuestras bromas y gamberradas. Recuerdo con especial emoción el último año de mi experiencia en el COLEGIO LAS ESCLAVAS, con ella como JEFA de ESTUDIOS, fue increíble.
Me acuerdo que incluso me enfadaba con ella pero al final siempre sabía que en aquel despacho había algo más que una monja, una amiga, una maestra y ejemplo.
Le encantaba su tierra, me acuerdo que le regalamos cariñósamente un león para su despacho en homenaje a su ciudad natal. Pues ha sido allí dónde ha dado sus últimos pasos. La última vez que la vi fue en una silla y sobre ella ha abandonado la tierra para pasar al cielo, el paraíso que siempre se mereció.
Nunca te olvidaremos, descanse en paz, Guadalupe.
Foto: En el centro con las flores que todos hoy querríamos volver a darle.
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