A media noche y ya saltando al jueves, vuelvo de nuevo a escribir en este rincón que un día se creó para seguir llenando de jazmín y olor a este blog y a sus seguidores. Por eso, vuelvo a entregar la penca y la biznaga de esta semana.
En primer lugar prefiero comenzar por la parte negativa y entrego la penca a todos esos deportistas que han dejado por los suelos la profesionalidad y sana competitividad del resto de luchadores en terreno deportivo de España. Me abruma ver como esos que teníamos por grandes del deporte español, a esos que hemos aplaudido y seguido e incluso hemos llorado con sus triunfos hoy hayan demostrado no tener la valentía ni la fuerza que les caracterizaba.
El dopaje vuelve a ser como otras tantas sustancias, una ocultación de la verdadera personalidad y ante todo del verdadero valor, en este caso deportivo, de estas personas. Es por ello que se clavan como espinas en la penca de esta semana todas esas medallas conseguidas de forma incoherente y sin verdad alguna.
Sin pelos en la lengua y como cada semana, con sinceridad, entrego este elemento para defender a todos esos que se dejan la vida en la cancha, en el campo o en los estadios para seguir demostrando el valor del deporte español y ante todo, la forma sana de ser y sentir el ejercicio físico. Más que nunca va por el deporte y los verdaderos deportistas y por supuesto en contra de esos que demostraron ser todo lo contrario. Eso sí, respetando que sea la justicia la que finalmente sentencie.
Y por otro lado, este miércoles, la biznaga tiene olor a vecino de esta tierra malagueña. Y es que Granada está llorando y sus lágrimas caen en el Albaicín para dejar mojar la Alhambra y el centro histórico de esta tierra al compás de palmas y quejío. Como bien saben nos ha dejado una gran voz y sobre todo alguien indiscutiblemente llano y cercano al sentimiento andaluz.
Hace poco celebraba como nombraban al flamenco, patrimonio de la humanidad, y ahora desde el cielo seguirá escuchando ese sonido a Andalucía que tantas veces puso y marcó él. Pero además podrá ver como su estela sigue viva en su familia, como esa estrella que dejó en la tierra para hoy verse reflejada en el cielo.
Vaya la biznaga en esta ocasión para Enrique Morente, otro de los grandes que se nos marcha en silencio después de haber sentido al compás de bulerías y fandangos la verdadera Andalucía. Gracias por tu música, Enrique.
Os deseo la mejor de las semanas y espero que nos volvamos a encontrar con un pellizco de lotería la semana que viene.
Luis Algoró
Atentamente,
Luis Algoró.
En primer lugar prefiero comenzar por la parte negativa y entrego la penca a todos esos deportistas que han dejado por los suelos la profesionalidad y sana competitividad del resto de luchadores en terreno deportivo de España. Me abruma ver como esos que teníamos por grandes del deporte español, a esos que hemos aplaudido y seguido e incluso hemos llorado con sus triunfos hoy hayan demostrado no tener la valentía ni la fuerza que les caracterizaba.
El dopaje vuelve a ser como otras tantas sustancias, una ocultación de la verdadera personalidad y ante todo del verdadero valor, en este caso deportivo, de estas personas. Es por ello que se clavan como espinas en la penca de esta semana todas esas medallas conseguidas de forma incoherente y sin verdad alguna.
Sin pelos en la lengua y como cada semana, con sinceridad, entrego este elemento para defender a todos esos que se dejan la vida en la cancha, en el campo o en los estadios para seguir demostrando el valor del deporte español y ante todo, la forma sana de ser y sentir el ejercicio físico. Más que nunca va por el deporte y los verdaderos deportistas y por supuesto en contra de esos que demostraron ser todo lo contrario. Eso sí, respetando que sea la justicia la que finalmente sentencie.
Y por otro lado, este miércoles, la biznaga tiene olor a vecino de esta tierra malagueña. Y es que Granada está llorando y sus lágrimas caen en el Albaicín para dejar mojar la Alhambra y el centro histórico de esta tierra al compás de palmas y quejío. Como bien saben nos ha dejado una gran voz y sobre todo alguien indiscutiblemente llano y cercano al sentimiento andaluz.
Hace poco celebraba como nombraban al flamenco, patrimonio de la humanidad, y ahora desde el cielo seguirá escuchando ese sonido a Andalucía que tantas veces puso y marcó él. Pero además podrá ver como su estela sigue viva en su familia, como esa estrella que dejó en la tierra para hoy verse reflejada en el cielo.
Vaya la biznaga en esta ocasión para Enrique Morente, otro de los grandes que se nos marcha en silencio después de haber sentido al compás de bulerías y fandangos la verdadera Andalucía. Gracias por tu música, Enrique.
Os deseo la mejor de las semanas y espero que nos volvamos a encontrar con un pellizco de lotería la semana que viene.
Luis Algoró
Atentamente,
Luis Algoró.
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