Vicente Ferrer nace en Barcelona (España) el 9 de abril de 1920. Durante su juventud, entra a formar parte de la Compañía de Jesús con la ilusión de cumplir su mayor deseo y vocación: ayudar a los demás.
En 1952, llega a Mumbai como misionero jesuita para completar su formación espiritual, y allí mantiene su primer contacto con la India. A partir de ese momento, dedicará el resto de su vida a trabajar para erradicar el sufrimiento de los más pobres de ese país.
Lamentablemente, su labor genera suspicacias entre los sectores dirigentes, que ven en él una amenaza a sus intereses y consiguen una orden para expulsarle del país. Ante este hecho, más de 30.000 campesinos, secundados por intelectuales, políticos y líderes religiosos, se movilizan en una marcha de 250km para protestar por la orden de expulsión.
En una entrevista con Vicente, la entonces primera ministra Indira Gandhi reconoce su gran labor, comprometiéndose a buscar una solución y enviando este telegrama: "El padre Vicente Ferrer se irá al extranjero para unas cortas vacaciones y será bien recibido otra vez en la India."
En 1968, Vicente sale del país y regresa a España.
En 1969, vuelve a la India y se instala en Anantapur (Andhra Pradesh), uno de los distritos más pobres del país, para continuar su lucha por los más desfavorecidos. Ese mismo año deja la Compañía de Jesús y crea, junto a quien será su futura esposa unos meses más tarde -Anne Perry- la Fundación Vicente Ferrer.
Este señor demostró que esa imagen de la Iglesia poderosa, a la que tanto se le critica, de la que con tan pocos datos se habla, es misión y ayuda. A pesar de ya no pertenecer a los Jesuitas y estar felizmente casado, sabe actuar como buen cristiano y la India como sucedió con Teresa de Calcuta le agradece enormente la labor realizada.
Ahora que está enfermo a sus 88 años de edad, no solo es su tierra natal la que anda preocupada por su estado de salud, sino que todos esos hermanos de aquellas tierras rezan continuamente por la vida y la salud de Vicente. Un señor que ha demostrado que la solidaridad no tiene límites, que hay mucho hecho y más por hacer.
Hoy todo mi cariño y respeto para esta gran hombre, Vicente Ferrer al que le deseo una pronta y gran mejoría. Ojalá más gente fuésemos como él, seríamos vivo ejemplo de la solidaridad.
Luis Algoró.
Más información en www.fundacionvicenteferrer.org .
No hay comentarios:
Publicar un comentario