Miércoles, 26 de enero, día de inicio de mis exámenes, parece que no ha ido muy mal, ahora toca seguir estudiando e hincando codos que no es fácil ni apetece pero es necesario en estos tiempos que corren más si cabe.
Quiero ante todo pedir disculpas por aquellos colaboradores que no os están ofreciendo sus contenidos semanales debido a problemas técnicos o personales, yo intentaré con la información diaria y este biznaguero semanal poder suplir esas ausencias. Por cierto, felicidades en el día de hoy a quien cumpla años, especialmente para quién ya lo ha recibido.
En primer lugar entrego la penca de esta semana a las malas formas. Y es que durante las últimas semanas he discutido bastante con una persona en concreto a la que quiero un montón y sin embargo, quizás la rabia, el egoísmo o la falta de confianza en mí y en los demás según me dicen y así lo afirmo, me ha hecho actuar siendo otra persona.
No sólo yo, también el polo opuesto, pero como hoy me enseñaron primero hay que mirarse uno los fallos y darse cuenta que a veces las formas se pierden sin motivos o con ellos, pero se pierden y es entonces cuando la razón o la comprensión desaparecen por sí solas.
No acostumbro utilizar esta sección para decir como me siento, pero hoy quiero pedir más que nunca vuestro cariño, lo necesito y a veces toca pedirlo a voces aunque sin querer gritarlo. Necesito un abrazo, una palabra de aliento o una simple palabra de ánimo para que esas ‘malas formas’ por las que de nuevo pido perdón desaparezcan de mi condición HUMANA.
Por otro lado, la biznaga de esta semana quiero dedicarla a la familia de Marta del Castillo y con ella a todos los familiares que han perdido a un ser querido por culpa de las manos asesinas de otros. Se me vienen a la mente personas como la joven de Arriate, caso reciente, o el joven malagueño de Guadalmar hace unas semanas.
Quiero dar este ramillete a esa familia, que en momentos como los actuales deben recordar
una y otra vez la pérdida de Marta pero sobre todo deben volver a escuchar las mentiras que los presuntos asesinos han ido soltando a medida que han pasado los meses.
Saber que la han perdido y no poder ni siquiera despedirla y enterrarla como se merece cualquier ser humano, es el mayor dolor que hoy les envuelve imagino, sumado por supuesto al mero hecho de no poderla abrazar más.
Grito con fuerza, ahora sí, un BASTA YA, y me sumo a las voces que apoyan a estas familias, en este caso me sumo a una pancarta que sigue presente en la puerta de los juzgados sevillanos: TODOS SOMOS MARTA.
Les quiere,
Luis Algoró.
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