La pseudomodernidad más vanguardista venida directamente de todas las ciudades que pone detrás del tinte Imedia L’oreal que se echa mi madre ha llegado a la piel de toro. Y lo ha hecho con mucha fuerza. Con demasiada, diría yo. Tanta que se ha mezclado con el neocateteo y ha salido una mezcla más rara que un bocadillo de atún con nocilla. Me parece de lujo que importemos cosas de fuera ya que también vienen creaciones muy buenas de ultra mar pero el hecho de que lo hagamos no suponga, por favor, que rechacemos lo propio, lo autóctono, lo cañí. Y es que a mi lo típico me pirra. Vamos, que veo una revolá o escucho un “ay, ay” aflamencao y se me caen dos lagrimones que ni el Bustamante pelando cebollas.
Bueno y… ¿a qué viene todo esto?, ¿por qué esta corriente rajavenas en defensa de lo nuestro? En fin, todo esto es porque hace pocos días, en un conocido programa de la tele, se ‘rechazó’ a una coplera y con ella, por ende, a la copla por añeja y antigua. Y digo yo… ¿no comemos queso que se curó antes de que Sara Montiel saliera de la placenta materna? y… ¿no se bebe vino de cuando Marujita Díaz hacía pinturas rupestres? Y además resulta que todo esto es más sibarita cuanto más viejuno sea y ahora va la pobretica copla y resulta que es algo que hay que “enterrar” y “dedicarse a otros estilos más actuales”, en fin.
Siguiendo con el símil gastronómico, cuando a usted le apetezca un buen potaje de habichuelas con pelota albondigona incluída, va usted y se cincha una hamburguesa granapadano del Burguer King o simplemente se toma una pastillita de esas ‘mu’ modernas que contienen todos los nutrientes y así, de paso, ni se manchará la camisa con la pringá ni teñirá en la sobremesa de rubio el pelo de sus convivientes, ventajas de la técnica, ya ve.
Y es que también, aparte de todo esto, nos va el rollo ‘con’ con ‘sin’ y esto trasladado a la copla resulta en que decimos ‘si’ a Diana Navarro (lo que me parece muy bien) pero ‘no’ a Marifé o damos un ‘ole’ a Buika (perfecto) pero un ‘no’ a Juanita Reina por que nos parece muy ‘cateta’ y ‘chocheaba’ cuando cantaba. Así es el neocateteo: azaroso, selectivo e intermitente en sus planteamientos. Para evitar esa casi esquizofrénica indecisión, yo reivindico una férrea ‘dictadura’ musical a base de reaggetton machacón de la mañana a la noche cada día a ver si después de eso, nos decidimos a abrir el baúl de los recuerdos. Por cierto, un besico, Karina, que sigas bien… allá donde estés.
2 comentarios:
VIVA LA COPLA Y NUESTRAS COSTUMBRES!!! xD Escríbenos mas xfaaaa jajaj
Ole, ole y ole... lo más bonito!!! jajaja... y lo escribe un fan de la música internacional, ehhh!!! Toda la razón llevas...
Kisses
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