La llegada de la Cuaresma nos anticipa ya la venida de la Semana Santa. Ahora nos esperan cuarenta días de carteles, pregones, actos, procesiones... que, al fin y al cabo, solo suponen problemas: Nos falta sitio, nos falta tiempo, no podemos coger el coche por una procesión...
Pero realmente estos problemas son pasajeros. Ya nacen, ya mueren. Las personas hacemos de éstos un mundo, nos deprimimos y culpamos a los demás, les echamos en cara falta de dedicación, de confianza... cuando muchas veces el error es nuestro.
Hace tiempo descubrí la fascinante historia de Tony Meléndez. La historia de un hombre nacido sin brazos, condenado por esta sociedad a vivir completamente limitado y excluido. Pero sus pies son como sus manos: Conduce, disfruta e incluso toca la guitarra con gran maestría. Ese relato fascinante me hizo ver que nuestros problemas no son realmente problemas, sino una simple mancha que acaba por diluirse en nuestro interior.
Decía Tony: "No digan no puedo hacerlo. Si yo puedo ustedes pueden"
Si no tienes voz, grita.
Si no tienes esperanza, imagina.”
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