Hoy es de esos días que me subo a esta nube, que es mi blog, para poder escribir tranquilamente, que es para lo que inicié este sitio web, con la intención de hacer llegar mis palabras, de hacer escuchar mi voz a todo el que hasta aquí llegase. Se me viene a mi mente hoy la cara de un anciano, la cara de aquellos que lucharon sin pedir nada a cambio, que hicieron y formaron mundo. Que unieron sus manos, que son estrellas de un pasado, firmamento de un futuro.
Pero hay veces que olvidamos todo lo que hicieron por nosotros, todo lo que lucharon y demostraron ser, y se les olvida en el abandono. No hay cosa que más odio y rabia me dé que ver a los ancianos hundidos en la soledad, verlos probando el sabor agridulce la vida.
¿Porqué nuestros ancianos tienen que sufrir mirando desde la ventana de una residencia, o desde la butaca olvidada de su hogar, un mundo que ya no conocen? Hay ocasiones en las que no podemos mantener en casa a esos que nos mantuvieron durante muchos años, por enfermedad por ejemplo. Pero sí son llevados a otro lugar, siempre nos quedará recorrer ese camino hacia esa residencia para devolverles la sonrisa, para que no caigan en las redes de la soledad, para que sepan que nos tienen, que no les olvidamos. Aún así, intentemos mantenerlos a nuestro lado siempre, porque grande es el amor del anciano, porque grande es su vida y experiencia. Consejos que son más que consejos, palabras que significan más de lo imaginado, sabios de la vida, inteligencia que se hace presente en sus figuras.
Para mí es una satisfacción saber que tengo cerca a mis dos abuelas, que puedo abrazarlas, besarlas, animarlas, estar con ellas. Y me queda la tranquilidad de que tanto el abuelo que me dijo adios, como al que no pude despedir por no vivir aún, se fueron con el sosiego de no haber sentido nunca la soledad por parte de sus familias. ESO PARA MÍ ES GRANDE, LO MEJOR.
Hoy vuelvo a escribir , pero hoy es para ellos, los genios de esta vida.
Pero hay veces que olvidamos todo lo que hicieron por nosotros, todo lo que lucharon y demostraron ser, y se les olvida en el abandono. No hay cosa que más odio y rabia me dé que ver a los ancianos hundidos en la soledad, verlos probando el sabor agridulce la vida.
¿Porqué nuestros ancianos tienen que sufrir mirando desde la ventana de una residencia, o desde la butaca olvidada de su hogar, un mundo que ya no conocen? Hay ocasiones en las que no podemos mantener en casa a esos que nos mantuvieron durante muchos años, por enfermedad por ejemplo. Pero sí son llevados a otro lugar, siempre nos quedará recorrer ese camino hacia esa residencia para devolverles la sonrisa, para que no caigan en las redes de la soledad, para que sepan que nos tienen, que no les olvidamos. Aún así, intentemos mantenerlos a nuestro lado siempre, porque grande es el amor del anciano, porque grande es su vida y experiencia. Consejos que son más que consejos, palabras que significan más de lo imaginado, sabios de la vida, inteligencia que se hace presente en sus figuras.
Para mí es una satisfacción saber que tengo cerca a mis dos abuelas, que puedo abrazarlas, besarlas, animarlas, estar con ellas. Y me queda la tranquilidad de que tanto el abuelo que me dijo adios, como al que no pude despedir por no vivir aún, se fueron con el sosiego de no haber sentido nunca la soledad por parte de sus familias. ESO PARA MÍ ES GRANDE, LO MEJOR.
Hoy vuelvo a escribir , pero hoy es para ellos, los genios de esta vida.
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