La duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, ha contraído matrimonio poco antes de las 13.30 horas con Alfonso Díez en la capilla del Palacio de Dueñas de Sevilla, en la que es la tercera boda de la aristócrata, de 85 años. El acto religioso está presidido por el sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, asistido por otros dos religiosos.
Cayetana de Alba llevaba un vestido color rosa pálido diseñado por los modistos sevillanos Victorio y Lucchino y zapatos de Pilar Burgos. Por su parte, el novio Alfonso Díez, con chaqué negro y chalequillo gris, llegó en torno a las 11.45 al Palacio de Dueñas acompañado de la madrina del enlace, Carmen Tello, esposa del torero Curro Romero, que estaba muy elegante con un vestido rojo de y mantilla de color crema.
Los propios diseñadores han remitido a los teléfonos móviles de la prensa congregada en el evento un boceto del vestido que ha lucido Cayetana.
Ellos describen el traje, según informa Ana García Romero, como un "vestido de estilo romántico realizado en gasa de seda natural de color rosa coquillaje y encaje de Balencie al mismo tono. El escote barco con puntas de encaje encoladas en la gasa que se va confundiendo con la piel. Las mangas abullonadas a mitad del brazo y van salpicadas de pequeños jazmines en organza de distaintas gamas de rosas y grises humo rematadas con pequeñas perlas al tono.
Cuerpo y cadera de encaje entolado, falda algo fruncida acabada en pequeños volantes de gasa con entredoses de encajes que dejan entrever otros de organza plisada de un color más subido de tono, un guiño en la cintura que se ajusta con un lazo de terciopelo de seda color verde lima. Los zapatos son unas manoletinas de encaje y gasa al tono del vestido con jazmines igual que en manga".
Tras la ceremonia, el nuevo matrimonio se acercó a la puerta del Palacio de Dueñas para saludar al numeroso público congregado allí desde primera hora de la mañana. Cayetana de Alba y su nuevo marido, Alfonso Díez, que al parecer viajarán a Tailanda en los próximos días, recibieron una fuerte ovación tras bailar brevemente por sevillanas.
elmundo.es
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